Técnicas principales de la terapia conductual

 

Franks (1993) enlistó las principales técnicas de la Terapia Conductual a las que acreditó el cambio de conducta y que definió como efectivas. Entre las que mencionó fueron: el ensayo de conducta, la desensibilización sistemática, el entrenamiento asertivo, el reforzamiento por fichas, el establecimiento de contratos, el modelado y varios procedimientos cognitivos y de autocontrol.

Otros autores como Rachman (1997 como se citó en Ruiz et al., 2012) y O´Donohue (1998 y 2009 como se citó en Ruiz et al., 2012), han dividido en tres estadios o generaciones la evolución de la concepción de Terapia de Conducta. Para la primera generación se hace mención de la íntima relación que se tenía con las teorías del aprendizaje y se representa por medio del análisis conductual aplicado y el neoconductismo mediacional. En esta generación, el terapeuta de conducta es primordialmente un investigador que trata de aplicar los hallazgos en la investigación, a los problemas clínicos, en base a esto es que se considera que tanto la conducta normal como anormal es generada y mantenida por los mismos principios de aprendizaje. Es gracias a los trabajos de los grupos de Sudáfrica, Inglaterra y EEUU que surge la Terapia de Conducta ya como un enfoque clínico. Las principales técnicas que aportaron estos grupos fueron:


La desensibilización sistemática. Desarrollada por Joseph Wolpe en Sudáfrica, quien se basó en los trabajos sobre neurosis experimental de Masserman y la obra de Hull, desarrollando el principio teórico de inhibición recíproca. El procedimiento de la desensibilización sistemática, ya había sido utilizado, pero fue Wolpe quien lo estructuró en una serie de pasos, utilizando sobre todo, la relajación como respuesta incompatible, además de conductas de tipo asertivo y sexuales; además, gracias a que la técnica fue explicada con gran detalle, esto dio oportunidad a que pudiera ser replicada y dio pie a nuevas investigaciones (Ruiz et al., 2012). Esta técnica se compone de la relajación, una serie de situaciones generadoras de ansiedad enlistadas en forma jerárquica y el emparejamiento de la imaginación de los ítems con la relajación. El desarrollo de esta técnica se considera bastante significativo y constituye la técnica más importante desarrollada del principio de inhibición recíproca y se construyó sobre una base conceptual bastante sólida que le otorgó respetabilidad científica (Kazdin, 1993).


Técnicas de exposición. Fue un grupo alrededor de H.J. Eysenck en Inglaterra, quienes se interesaron en desarrollar tratamientos para problemas como las neurosis, fobias, agorafobias, etc. mediante técnicas de exposición. Su rigurosa metodología de investigación, la evaluación de la eficacia de los tratamientos y su crítica al diagnóstico psicoterapéutico, son características de este grupo; de hecho fue en su conocido artículo de Eysenck “The effects of psychotherapy: an evaluation” y “Learning theory and behaviour therapy”, en los cual destacan sus cuestionamientos sistemáticos y rigurosamente fundamentados y en los que hace una comparación entre la psicoterapia freudiana y la Terapia de Conducta, que es donde aparece por primera vez el término Terapia de Conducta en Europa (Ruiz et al., 2012). Dentro de esta técnica, se derivan los procedimientos de implosión e inundación, los cuales se utilizaron para los trastornos de ansiedad, la primera estuvo a cargo de Stampfl, quien consideró que la exposición debía hacerse frente a estímulos altamente ansiógenos, evitando respuestas de escape y el desarrollo de esta técnica se basa en los principios de extinción. La inundación presentada por Baum, aseguraba que la presentación masiva de ansiógenos asociada a la prevención de la respuesta, era suficiente para eliminar la fobia y tiene su origen en los estudios realizados sobre las conductas de evitación (Olivares y Méndez, 2014).


Técnicas operantes. El desarrollo de estas técnicas, se debe a Skinner quien utilizó por primera vez el término condicionamiento operante y el cuál propuso un enfoque particular para el estudio de la psicología y el desarrollo de la investigación al que llamó análisis experimental de la conducta, y su aplicación a problemas en el ámbito clínico y social, forma parte del análisis conductual aplicado. El procedimiento u operación característico fue la presentación o retirada de un acontecimiento después de una respuesta y el efecto que tuvo sobre la conducta fue el aumento en la frecuencia de la respuesta (Méndez et al., 2014). Según Larroy (2008), los programas de reforzamiento sirven para fortalecer conductas con las que ya cuenta la persona. Existe el reforzamiento positivo y reforzamiento negativo.

Reforzamiento positivo: proceso por el que se incrementa una conducta mediante la presentación contingente de un estímulo agradable.

Reforzamiento negativo: Proceso por el que se incrementa una conducta mediante la eliminación de un estímulo aversivo o desagradable para el sujeto.

Castigo positivo: Presentación de estímulo aversivo después de una respuesta que disminuye la frecuencia de esta.

Castigo negativo: Eliminación del estímulo reforzante que le sigue a una respuesta y que propicia la disminución de su frecuencia.

Extinción: Este principio busca suprimir el reforzamiento de una conducta previamente reforzada. Para esto se necesita primero identificar el reforzador que mantiene esa conducta y poder controlar o retirar esos reforzadores, se deben identificar por lo menos, los más importantes. Este es el procedimiento más seguro para reducir conductas operantes, aunque exige un mayor control del entorno y es lento en producir resultados (Labrador, 2008).

Discriminación: El aprendizaje de la discriminación del estímulo es el proceso mediante el cual se logra emitir una conducta específica en presencia de un estímulo específico. Para esto, se necesita reforzar un comportamiento en presencia de un estímulo determinado, y la extinción de ese mismo comportamiento en presencia de otros estímulos diferentes (Martin y Pear, 2008). Existen dos tipos: estímulo discriminativo y delta.

Generalización: Es opuesta a la discriminación, ya que en lugar de discriminar entre dos estímulos y responder de distinta manera frente a ellos, la persona responde de la misma forma frente a dos estímulos diferentes. Se produce generalización cuando la conducta entrenada en un ambiente artificial se transfiere a un ambiente natural.
Se presenta de 3 formas (Martin y Pear, 2008): generalización espontánea o no aprendida del estímulo, generalización de estímulos adquirida frente a semejanza física mínima y generalización de estímulos adquirida.


         

Economía de fichas. Avendaño y Carderera (1859, como se citó en Méndez et al., 2014) incluyeron en su trabajo, la descripción del diseño y aplicación de un sistema de economía de fichas por analogía con el funcionamiento de la economía basada en fichas. Su principal objetivo es reducir o eliminar la probabilidad de una emisión de conducta. Sus principales ventajas son: 

-Se potencia el valor de los reforzadores. La EF pone a disposición del sujeto una amplia gama de reforzadores, provocando que el efecto de saciedad del reforzador se minimice.

-Se reduce la demora en el reforzamiento. Las fichas funcionan como reforzadores condicionados, una estrategia es canjear inmediatamente las fichas al principio, y luego hacerlo progresivamente.

-Se evita la interferencia producida por otras formas de reforzamiento.

-Se individualiza y flexibiliza el programa de reforzamiento. Respeta la diferencia entre los sujetos y hace posible la obtención fraccionada de recompensas (Méndez et al., 2014). 


Contrato de contingencias. También se le conoce como contrato conductual y es el cuál se llega a un acuerdo entre las personas que quieran que una conducta cambie y con la persona que tiene dicha conducta, o entre dos personas que quieren realizar cambios una de la otra. Este se lleva a cabo mediante un documento escrito que se negocia y que especifica las acciones que se van a realizar y las consecuencias que existirán si no se cumple el acuerdo (Méndez et al., 2014).


Técnicas de modelado. Basada en las teorías del aprendizaje social, según Bandura (1987, pág. 68 como se citó en Méndez et al., 2014) “la mayor parte de la conducta humana se aprende por observación mediante modelado”. El procedimiento general consiste en que la persona observe e imite la conducta que se quiere aprender, esto con el fin de adquirir nuevos patrones de respuesta, fortalezca o debilite respuestas y facilite la ejecución de respuestas.


Técnicas de autocontrol. Estas se derivan de los intentos de combinar el enfoque del análisis experimental con los resultados de la investigación social y clínica. Se resaltó el hecho de que surtía un efecto positivo en el sujeto, el que pudiera atribuirse a sí mismo el cambio en una conducta, percibiendo cierto control y autonomía en toma de decisiones (Avia, 1990 como se citó en Olivares y Méndez, 2014). Estas técnicas son el conjunto de procedimientos por los cuales el terapeuta enseña al individuo formas de intervenir para poder modificar la frecuencia, intensidad y duración de ciertas conductas propias, en diferentes contextos, estableciendo objetivos específicos y generales (Olivares y Méndez, 2014). Según Raich (1998) la detección del pensamiento que se utiliza para eliminar pensamientos obsesivos o perseverantes y la triada del autocontrol la cual ayuda a disminuir la probabilidad de que una conducta no deseada ocurra, son técnicas de autocontrol.

Técnicas de reestructuración cognitiva. Se basan en la identificación y cambios en las creencias irracionales, pensamientos distorsionados, entre otros, los cuales contribuyen a mantener el problema. Su principal función es analizar los pensamientos irracionales, para ayudar a la persona a pensar de forma correcta. Dentro de estas técnicas podemos contar: la terapia racional emotiva de Ellis, la terapia cognitiva de Beck, la reestructuración racional sistemática de Goldfried y el entrenamiento en autoinstrucciones de Meichenbaum (Ruíz et al., 2012).  

Técnicas de relajación. Se fundamenta en los principios de condicionamiento clásico, los primeros en publicar fueron Jacobson con la relajación progresiva y Schultz con la relajación autógena. Dentro de la terapia y modificación de conducta, se han consolidado gracias a que se han considerado por un lado doble como parte integrante de otras técnicas y por otro, como una técnica de modificación por sí sola. Parte fundamental de su consolidación, es el marco conceptual que posee, donde gracias a la investigación experimental sobre los procesos emocionales y motivacionales, se puede apreciar y comprender la naturaleza y mecanismos de esta técnica (Vera y Vila, 1998).

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