Características de la terapia conductual



La terapia conductual es un enfoque de solución de problemas en el que se entremezclan la evaluación y la intervención para generar valoraciones continuas de progreso (Franks, 1993).

Las actuaciones clínicas surgen de formulaciones basadas en datos y predicciones comprobadas, en vez de provenir de la institución y de la impresión clínica, como se puede asumir por algunos de sus métodos como la terapia racional emotiva de Ellis (1979), la terapia multimodal de Lazarus (1981) y la terapia cognitiva de Beck (1976), (Franks, 1993).

Inicialmente se consideraba a la terapia conductual como un enfoque para tratar fobias específica, como una estrategia de apoyo en el proceso “real” o “natural” en el cambio, sin embargo, hoy en día es un enfoque aplicable en todas las clases de trastornos, individuos, situaciones o lugares (Esto no garantiza una probabilidad de éxito total), (Franks, 1993).

En el trabajo de Franks (1993),  Mahoney reconoce ahora que todas las terapias son simultáneamente cognitivas y conductuales, en mayor o menor medida, y que lo que se necesita es investigación sistemática más que continuos debates.

Algunas características de la terapia conductual, según lo expuesto por Bornas y Noguera (2022) y Reyes (2017) son:

Se enfoca en el comportamiento observable: La teoría conductual se centra en los comportamientos observables y medibles en lugar de explorar únicamente los pensamientos y emociones del individuo, si bien se presta atención a estos últimos puntos mencionados, no son el eje central.

Técnicas específicas y estructuradas: Las técnicas usadas por la terapia conductual están estructuradas para identificar analizar y modificar comportamientos problemáticos o indeseados por el paciente (O terceros en algunos casos como el de los menores de edad) entre estas técnicas se puede encontrar el modelado, desensibilización sistemática, modificación de contingencias, entre otras. 

Se basa en el aprendizaje y experiencia: Se enfoca en cómo los comportamientos son adquiridos y mantenidos a través de las vivencias y experiencias de la persona, así como la posibilidad de modificarlas por medio de técnicas de aprendizaje.

Evaluación continua: Otro factor representativo de la terapia conductual es la constante evaluación de la evolución del caso, como cambia constantemente y conservar bajo supervisión los factores medibles.  

Flexibilidad: Con la constante evaluación, es posible identificar cuando una intervención no está resultando satisfactoria, no se están alcanzando los objetivos o es muy pesada para el paciente por lo que puede ser modificada para ajustarse a las necesidades individuales del cliente. 


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